Cultivar el huerto propio no sólo es una alternativa sana para quienes privilegian lo natural o viven en el campo. También logra embellecer su patio. Aprenda a cómo sacarle provecho a la tierra de su jardín, y cultive sus propias verduras y frutas junto a su familia. Tener un huerto en casa también es una atractiva opción estética: integrado al jardín, puede convertirse en un atractivo punto focal.
El terreno asignado a su huerta dependerá únicamente del espacio disponible y de su “asoleamiento”. A modo de referencia, en 45 mts2 se puede cultivar lo necesario para abastecer a una familia de 5 personas toda la temporada. Pero en una franja mínima de terreno también puede mantener pequeños cultivos que le permitirán darse el inigualable gusto de saborear hierbas aromáticas, algunas hortalizas y verduras “al pie de la mata”.
Elegir correctamente el espacio a utilizar
Escoge un lugar que reciba sol la mayor parte del día.
Si dispones de un espacio abierto —el ideal para un “asoleamiento” parejo — respeta el orden desde afuera hacia el centro: las plantas pequeñas por los bordes, las bajas y voluminosas a continuación, luego las que requieran respalderas y contra el muro las más altas o trepadoras.
Considera espacio para poder pisar y circular sin dañar tu plantación.
Las hierbas y especies pequeñas mantenlas en maceteros o entre las plantas del jardín, reservando la “huerta” para lechugas, tomates, zapallitos, etc.
Ten cuidado con la menta: bajo tierra, sus tallos son verdaderas guías que atraviesan el terreno y pueden invadir nuevas plantas.
Hacer un plano de la huerta
Se hace previamente un pequeño plano en papel, dibujando los espacios que asignará a las distintas variedades, especialmente en función de su tamaño y ubicación en el terreno.
Para un diseño más atractivo, se puede romper la uniformidad. Por ejemplo, en los ángulos de las variedades del centro o contra el muro, se plantan romeros y/o cedrón. En los bordes, se intercalan en forma ordenada las diferentes hierbas aromáticas y aliños: con dos o tres plantas de cada una tendrá suficiente para toda la temporada.
Preparar la tierra
Se inicia cuanto antes la preparación del terreno, para que la tierra “se airee”. Si planta directamente almácigos puede comenzar algunos días más tarde que si siembra semillas.
Se delimita el perímetro de su huerta y se procede a su limpieza retirando malezas, piedras y alisando la superficie con ayuda de un azadón y un rastrillo.
Se marcan los espacios asignados según el diseño previo, señalando las “camas” o hileras de plantación.
Con el azadón se pican unos 15 cms. de suelo, hasta que sienta la tierra suelta y aireada en terrones pequeños.
Se incorpora una capa de 2 a 10 cms. de compost y tierra de hoja reforzada, según el espacio disponible y la calidad del suelo.
Se puede agregar algo de guano, especialmente si su jardín es grande y la huerta se ubica a cierta distancia de la casa. Atención con esto, porque atrae moscas.
Si su terreno es muy ácido podría necesitar agregarle cal, especialmente si siembra legumbres.
Si planta papas, no se debe economizar en guano o compost, los tubérculos se benefician mucho con el abono.
Cómo sembrar o plantar
Para tener abastecimiento y surtido por un mayor tiempo, se distribuye la siembra o plantación durante un período de 3 a 4 semanas, en intervalos de 3 o 4 días en cada variedad.
La distancia de plantación está determinada por el tamaño de las plantas. Algunos ejemplos:
Cómo obtener semillas
Se cosechan semillas de hierbas al final de la temporada, dejando secar algunas flores en la planta.
Las semillas de lechuga, apio, repollo, acelga, cebolla y zanahoria se obtienen esperando que la mataflorezca en la misma tierra.
Para obtener semillas de tomate y zapallitos hay que dejar madurar un fruto en la mata hasta que se pone blando. Luego se corta y se deja secar al sol. Una vez extraídas, las semillas se guardan limpias y bien secas.
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