La experiencia nos enseña que, con una adecuada mantención, es posible alargar la vida útil de casi todas las cosas. Este es, sin duda, el caso de los difusores de duchas. Para evitar el deterioro prematuro del difusor, además de los cuidados obvios, se aconseja realizar una limpieza de mantención un par de veces al año.
Las nuevas tecnologías han puesto a disposición una variedad de mangos de ducha con diferentes tipos de difusores. Por lo general, a medida que el tiempo transcurre, van acumulando en su interior restos calcáreos, cuya mayor o menor concentración dependerá del grado de dureza del agua y de la cantidad de tiempo transcurrido entre limpieza y limpieza.
El problema que genera el sarro, queda de manifiesto por el aspecto de deterioro externo de los difusores (manchas blanquecinas) y también por sus fallas de funcionamiento, ya que al abrir la llave del agua, se logra apreciar que ésta no sale por todos los orificios o sale sin fuerza y en una dirección que no corresponde. Cuando se bloquea una cantidad suficiente de orificios, la presión del agua se acumula al interior del mango y del flexible y, tarde o temprano, termina por dañarlos.
Para evitar todos esos problemas, es conveniente realizar, dos o tres veces al año, el procedimiento de limpieza que detallamos a continuación.
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